
Si bien es cierto que el
Bitcoin tiene la reputación de que permite que sus usuarios puedan operar de
forma incógnita, también es necesario que se conozca que el Bitcoin está
vinculado a la tecnología de contabilidad distribuida, la cual registra cada
transacción y rastrea su origen.
En ese sentido podemos decir
que el Bitcoin no es anónimo, o al menos no del todo. Aunque el anonimato
indica que la identidad de un usuario es desconocida, las transacciones de
Bitcoin están vinculadas a una dirección específica y, por ende, también lo
está a una identidad.
A pesar de ello, esta
dirección no debe estar vinculada necesariamente a una identidad de la vida
real. Por lo tanto, muchas veces el Bitcoin se describe como un “seudónimo”. En
los casos que la dirección de Bitcoin de un usuario esté ligada a su identidad
real, sí es posible que se rastree la actividad hacia estas personas. De lo
contrario, solo es posible rastrear la actividad hasta el seudónimo de Bitcoin.